¿Qué es la prediabetes y cómo se puede revertir a tiempo?

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La prediabetes es una condición silenciosa que afecta a millones de personas en el mundo, muchas de ellas sin saberlo. Se trata de un estado metabólico intermedio, en el que los niveles de glucosa en sangre están por encima de lo normal, pero aún no alcanzan los criterios para diagnosticar diabetes tipo 2. Aunque no siempre presenta síntomas, la prediabetes no debe subestimarse: es una señal de advertencia clara de que el cuerpo está perdiendo su capacidad de regular adecuadamente el azúcar en sangre. La buena noticia es que, detectada a tiempo, puede revertirse con cambios adecuados en el estilo de vida.

De acuerdo con la American Diabetes Association (ADA), se considera prediabetes cuando la glucosa en ayunas se encuentra entre 100 y 125 mg/dL, o bien, cuando la hemoglobina glucosilada (HbA1c) está entre 5.7% y 6.4%. También se puede diagnosticar mediante una prueba de tolerancia oral a la glucosa (75 g), si a las dos horas el resultado es de 140 a 199 mg/dL. Estas cifras, aunque no se acompañen de síntomas evidentes, reflejan una disfunción metabólica que podría avanzar hacia la diabetes si no se interviene.

Según estimaciones de la Federación Internacional de Diabetes, más de 352 millones de personas viven actualmente con prediabetes a nivel global. En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022 reveló que alrededor del 18% de los adultos presentan alteraciones en la glucosa en ayunas sin haber sido diagnosticados formalmente. Esto significa que casi 1 de cada 5 personas podría estar en riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 sin saberlo.

La principal causa de la prediabetes es la resistencia a la insulina, una condición en la que las células del cuerpo dejan de responder adecuadamente a esta hormona, obligando al páncreas a producirla en mayores cantidades. Esta situación, comúnmente asociada al sobrepeso, la obesidad abdominal, la inactividad física y una dieta rica en azúcares simples y grasas saturadas, genera un estado de inflamación crónica de bajo grado que acelera el deterioro metabólico.

El gran desafío con la prediabetes es que no genera síntomas evidentes. Sin embargo, algunos signos pueden ser pistas importantes: fatiga persistente, aumento del perímetro abdominal, presión arterial elevada, colesterol alto y antecedentes familiares de diabetes. Además, en mujeres, la prediabetes puede asociarse con síndrome de ovario poliquístico (SOP), lo que aumenta aún más el riesgo.

La reversión de la prediabetes es completamente posible y está respaldada por evidencia sólida. Uno de los estudios más citados es el Diabetes Prevention Program (DPP), realizado en Estados Unidos, el cual demostró que una reducción del 7% del peso corporal y al menos 150 minutos de actividad física semanal (como caminar 30 minutos cinco días a la semana) pueden disminuir el riesgo de desarrollar diabetes en un 58%, cifra superior a la alcanzada con medicamentos en ese estudio. Este beneficio se mantiene incluso una década después, si el cambio de hábitos es sostenido.

La alimentación juega un papel fundamental. El énfasis debe estar en reducir el consumo de harinas refinadas, bebidas azucaradas, productos ultraprocesados y grasas trans, sustituyéndolos por vegetales frescos, legumbres, cereales integrales, proteína magra, grasas saludables (como aguacate o aceite de oliva) y fibra soluble. El control del tamaño de las porciones y los horarios de comida también influye directamente en la regulación de la glucosa.

En algunos casos, el médico puede indicar metformina en dosis bajas (como 850 mg una o dos veces al día), especialmente en personas jóvenes con obesidad o mujeres con SOP. Si bien no sustituye a los cambios de hábitos, este tratamiento farmacológico puede ofrecer un refuerzo metabólico importante en quienes tienen alto riesgo de progresión a diabetes.

Además de la dieta y el ejercicio, es esencial abordar otros factores: mejorar la calidad del sueño, controlar el estrés crónico, dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol. La salud metabólica es el resultado de múltiples componentes, y no solo del nivel de azúcar en sangre.

El diagnóstico de prediabetes debe verse como una oportunidad de cambio, no como una condena. En lugar de esperar a que la enfermedad se manifieste con complicaciones, la detección temprana permite tomar el control de la salud y evitar una condición crónica que puede afectar ojos, riñones, corazón y sistema nervioso. Acudir al médico de forma preventiva, realizarse chequeos periódicos y tomar decisiones conscientes cada día son acciones que marcan una diferencia sustancial.

La diabetes tipo 2 puede prevenirse. Y el primer paso, muchas veces, es escuchar a tiempo lo que el cuerpo ya está intentando decir.

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