Ozempic (semaglutida): el medicamento que está revolucionando la diabetes y la obesidad

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En los últimos años, pocos medicamentos han generado tanto interés en la comunidad médica y en el público en general como semaglutida, comercializada principalmente bajo el nombre de Ozempic para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Aunque su uso inicial fue estrictamente endocrinológico, sus resultados en la pérdida de peso han ampliado su alcance a nuevas poblaciones y planteado un cambio de paradigma en la forma de tratar no solo la diabetes, sino también la obesidad y el riesgo cardiovascular asociado.

Ozempic pertenece a la clase de los agonistas del receptor GLP-1 (glucagon-like peptide-1), un tipo de medicamento que imita a una hormona intestinal encargada de estimular la liberación de insulina en presencia de glucosa, reducir la secreción de glucagón, enlentecer el vaciamiento gástrico y disminuir el apetito. Esta combinación de efectos lo convierte en una herramienta multifuncional: controla eficazmente la glucosa en sangre, promueve la pérdida de peso y protege el sistema cardiovascular.

Administrado por vía subcutánea una vez por semana, Ozempic se ofrece en dosis de 0.25 mg (fase de inicio), 0.5 mg y 1 mg, aunque recientemente ha sido aprobada una versión de 2 mg en algunos países. La titulación gradual permite minimizar efectos secundarios, principalmente gastrointestinales como náusea, diarrea o estreñimiento, que suelen mejorar con el tiempo.

Los beneficios de semaglutida han sido ampliamente documentados en estudios clínicos de alto nivel. El ensayo SUSTAIN-6, publicado en The New England Journal of Medicine, evaluó el impacto de Ozempic en pacientes con diabetes tipo 2 y alto riesgo cardiovascular, y demostró una reducción del 26% en eventos cardiovasculares mayores, como infarto, accidente cerebrovascular o muerte cardiovascular, en comparación con placebo. Estos hallazgos lo posicionaron rápidamente como una opción preferente en pacientes con diabetes y comorbilidades cardiovasculares.

Pero el punto de inflexión ocurrió cuando comenzaron a observarse resultados significativos en pérdida de peso, incluso en personas sin diabetes. Esto motivó estudios específicos como el STEP-1, que evaluó semaglutida en dosis de 2.4 mg semanales (nombre comercial: Wegovy) en adultos con obesidad o sobrepeso y al menos una comorbilidad. El resultado fue una pérdida promedio del 15% del peso corporal en 68 semanas, cifra nunca antes lograda con medicamentos no quirúrgicos.

En México y muchos otros países, Ozempic está aprobado y disponible únicamente para el tratamiento de la diabetes tipo 2, pero su uso fuera de etiqueta (off-label) para pérdida de peso se ha vuelto cada vez más común, generando debates éticos y logísticos, así como una creciente demanda que ha derivado en problemas de desabasto. Las farmacéuticas Novo Nordisk y otras instancias regulatorias han advertido sobre el uso inadecuado de medicamentos inyectables sin supervisión médica, además del riesgo de adquirir imitaciones o versiones manipuladas.

En el contexto del tratamiento de la diabetes, Ozempic ofrece beneficios que van más allá del control de la hemoglobina glucosilada. Mejora la presión arterial, el perfil lipídico y la calidad de vida percibida, además de facilitar la adherencia por su aplicación semanal. Puede utilizarse en combinación con metformina, inhibidores SGLT2 o insulina, y es particularmente útil en pacientes con obesidad, hígado graso o síndrome metabólico.

No obstante, no todos los pacientes son candidatos ideales. Está contraindicado en personas con antecedentes de carcinoma medular de tiroides o neoplasia endocrina múltiple tipo 2, y debe utilizarse con precaución en personas con antecedentes de pancreatitis. Además, su costo es elevado: en México, un solo dispositivo de Ozempic puede superar los $3,500 pesos mensuales, lo que limita su acceso para muchas personas, aunque su inclusión en algunos seguros médicos ha comenzado a expandirse.

El caso de Ozempic y semaglutida es representativo de una nueva era en la farmacología endocrinológica, donde un solo medicamento puede tratar múltiples factores de riesgo de forma simultánea. Controlar la glucosa, reducir el peso y proteger el corazón, todo con una sola inyección semanal, representa una evolución médica que hace apenas una década parecía inalcanzable.

Aun así, es importante recordar que no existe “una pastilla mágica”. El éxito de Ozempic se potencia con una alimentación equilibrada, actividad física regular y un acompañamiento médico continuo. Solo así se convierte en lo que realmente promete ser: una herramienta poderosa para mejorar la salud metabólica y transformar la vida de quienes viven con diabetes y obesidad.

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