La microbiota intestinal juega un papel crucial en la regulación del metabolismo y la inflamación, dos factores clave en el desarrollo y control de la diabetes. Estudios recientes han demostrado que una microbiota desequilibrada puede afectar la sensibilidad a la insulina y aumentar el riesgo de resistencia a la insulina.
Los alimentos ricos en fibra, como las frutas, verduras y cereales integrales, ayudan a mantener una microbiota intestinal saludable. Además, los probióticos y prebióticos pueden contribuir a mejorar la diversidad bacteriana y favorecer el control glucémico en personas con diabetes.
Los investigadores están explorando nuevas terapias basadas en la modulación de la microbiota para mejorar la respuesta metabólica en pacientes diabéticos. Mantener una alimentación balanceada y evitar el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados es clave para una microbiota saludable.