El ejercicio es una herramienta fundamental para el control de la diabetes. Ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina, reduce los niveles de glucosa en sangre y contribuye a mantener un peso saludable. Además, la actividad física fortalece el sistema cardiovascular y reduce el riesgo de complicaciones asociadas a la diabetes.
Las recomendaciones médicas indican que realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana puede traer beneficios significativos. Caminar, nadar y practicar yoga son algunas opciones ideales para las personas con diabetes, ya que permiten mantener un ritmo constante sin sobrecargar el cuerpo.
Es importante que las personas con diabetes consulten con un especialista antes de iniciar un nuevo régimen de ejercicio, especialmente si tienen complicaciones como neuropatía o problemas cardíacos. Monitorear los niveles de glucosa antes y después de la actividad física es clave para evitar episodios de hipoglucemia.