La inflamación crónica es un factor clave en el desarrollo y progresión de la diabetes tipo 2. Estudios recientes han demostrado que una dieta antiinflamatoria puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir los niveles de glucosa en sangre, beneficiando a las personas con esta condición.

Los alimentos con propiedades antiinflamatorias incluyen pescados ricos en ácidos grasos omega-3, frutos secos, semillas, verduras de hoja verde y especias como la cúrcuma y el jengibre. Estas opciones pueden ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo y mejorar el funcionamiento del metabolismo.

Por el contrario, los alimentos ultraprocesados, las grasas trans y el azúcar refinado pueden aumentar la inflamación y empeorar la resistencia a la insulina. Evitar estos productos y optar por una alimentación basada en alimentos naturales y ricos en nutrientes es fundamental para el control de la diabetes.

Adoptar una alimentación antiinflamatoria no solo beneficia el control glucémico, sino que también ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y otras complicaciones asociadas a la diabetes. Además, este tipo de dieta puede mejorar la energía y el bienestar general.